DESCENDENCIA

Es una respuesta al deseo de satisfacer las necesidades espirituales, de la busqueda del amor incondicional de Jesucristo.

domingo, 4 de noviembre de 2007

AUTOESTIMA

Se entiende por autoestima la valoración positiva o negativa que cada una de nosotras hace de sí misma. Según ella nos consideramos más o menos amadas, valiosas, merecedoras de la felicidad, y/o competentes para afrontar los desafíos de la vida. Este concepto, esta manera de valorarnos no nace con nosotras, sino que más bien se va aprendiendo a través de la experiencia. Se incorpora desde que somos muy pequeñas y en algunos casos puede ser desfavorable. Sin embargo, existe una gran ventaja: como todo aprendizaje no se ha completado todavía, y la autoestima se puede cambiar o mejorar radicalmente.

TRES PILARES
Aceptación: sentirse amada por lo que se es, más allá de lo que se hace o se posee. Es el aspecto más profundo y primitivo del concepto de uno mismo, porque se nutre del amor incondicional.
Dignidad: saberse merecedora de afirmación y respeto; tener un lugar en el mundo.
Capacidad: considerarse apta para afrontar con relativo éxito las diferentes situaciones que la vida va presentando, los distintos roles en las etapas del ciclo vital.

De los tres, el primer pilar se constituye en el más importante: si no nos aceptamos a nosotras mismas, si no nos sabemos amadas incondicionalmente más allá de nuestros logros, probablemente vivamos gran parte del tiempo intentando compensar esta carencia. Una de las maneras de hacerlo es sobredimensionando nuestro propio sentido de dignidad —exigir desmedido respeto o consideración por parte de los demás, ser muy proclives a ofendernos, etcétera—. Otra forma es basar el propio concepto en nuestra capacidad, procurando «comprar» amor con nuestros éxitos y logros personales, ya sean laborales o ministeriales.Personalidad maduraUna autoestima apropiada y bien equilibrada es de gran valor para la salud y la vida de relación con los demás. Nos permite afrontar mejor el estrés y los cambios propios de la vida, mantener una buena comunicación interpersonal y soportar con fortaleza tiempos de incertidumbre y prueba. En síntesis, nos facilita algunas características de la personalidad madura: mayor tolerancia a la frustración, capacidad de compromiso con logros a largo plazo, relaciones personales auténticas y vivificantes, entre otras cosas.

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